Que ganas tengo de encontrar piso.

Ayer fui a ver dos pisos. Al primero tuve que ir sola porque Fresa aún no había llegado del curro (es lo que tiene tardar una hora en llegar) y no estaba demasiado mal comparado con otros, aunque la cocina no tenía horno y el baño era excesivamente pequeño, dos puntos importantes en su contra, además que era por inmobiliaria y si encontramos un particular y nos ahorramos el mes de gestión mucho mejor.

El segundo piso, al que me pudo acompañar Fresa, lo describí en el cuadernito que llevo para llevar un mínimo control, como nido de ratas.

Es vergonzoso, vale que estaba en una zona muy buena (al lado del VIPS de Quevedo) pero te cobraban 880 euros (había bajado de precio, porque vi el anuncio hace una semana por 900) pero el piso era vergonzoso, con un salón sin ventanas, un baño más viejo que el de Cuéntame, en una de las habitaciones el armario era un hueco en la pared tapado con una cortina, a la otra habitación se entraba por la cocina (curiosamente lo mejor de la casa) y daba a un patio interior, con lo que me imaginaba hordas de cucarachas intentado entrar por esas ventanas propias de los años 60, de una sola hoja y carpintería metálica. Indignación mucha no, muchísima.

Lo malo de Madrid es que siempre hay un roto para un descosido, por lo que los caseros no se molestaban mucho en tener los pisos en condiciones, alguien llegará y fruto de la desesperación entrará en ese zulo. Pero si ese piso estuviera un poco mejor acondicionado, aunque suponga un desembolso importante para el arrendatario, podría pedir más dinero por él y a la larga lo amortizaba seguro, además cambiar un baño y mejorar algo los muebles, habiendo ofertas de muebles y contratas que te hacen la obra barata, no es tanto dinero.

Fresa ayer estaba enfadado con este país, somos los últimos en sueldos, los últimos en I+D, los últimos en poder emanciparnos, pero somos los primeros en el precio de los pisos y el fraude fiscal, como él dice hay que joderse...

Estamos deseando irnos, ayer por la noche nuestra compañera de piso que suele llegar a las nueve (trabaja mil horas como consultora) y por lo general no tiene mucha vida social, ayer era la una y no había llegado, Fresa y yo nos fuimos a la cama algo sorprendidos y pensando que no dormía en casa. Justo cuando nos estábamos poniendo “íntimos” oímos la puerta que llegaba.

Esto que no debe suponer ningún problema, lo es si tenemos en cuenta como es mi cama, está algo hecha polvo de toda la gente (antiguos inquilinos que no soy tan ligera) que ha pasado y hace mucho ruido cuando estás a la faena, por eso cuando está mi compañera tenemos que poner el colchón en el suelo porque nos da palo que nos oiga (su cama y la mía están separadas por un tabique mínimo) lo que supone un poco corte de royo y un coñazo hacer. Cuando estamos solos no tenemos que bajarlo y anoche nos las prometíamos tan felices, el oírla llegar nos sentó fatal, sobre todo a Fresa que comenzó a decir no, no, no, por qué, no, no, nooooooo.

Son muchas las razones por las que queremos pirarnos, pero el mercado no lo pone fácil, mañana tengo que ver otros dos pisos y el sábado otro más, no sabéis las ganas que tengo de encontrar algo.

Que envidia me dan los caracoles, con su casita incorporada.