Sorpresas que no deben serlo

Hoy estoy ejerciendo de amita de casa, me he cogido el día libre porque no tenía mucho trabajo y tenía que solucionar papeleos, he madrugado, he ido a la administración, he pasado por el mercado y ahora estoy haciendo un rico estofado de ternera para comer con mi Fresa, que también se ha cogido el día libre porque ya que lo hacía yo y de paso él también aprovechaba para solucionar unos papeleos del curro, aunque realmente era porque tenía mucho sueño. Hemos desayunado juntitos cuando he vuelto y cada vez nos parecemos más a un matrimonio.

Es hasta raro para mí tener una pareja normal, con la que me divierto y hasta me sorprendo de que me trate tan bien.

Me explico, el viernes por la noche Fresa se enfadó mucho con unos amigos suyos, y me decía que estaba muy cabreado, pero me hablaba con dulzura y me sonreía. Yo me sentía rara, estaba acostumbrada a soportar a Limón, que cuando se estresaba, cabreaba o estaba cansado, cualquier cosa que yo decía o hacía también le molestaba y si hablaba conmigo era a gritos.

Le dije a Fresa que no parecía cabreado, y él me contestó, lo estoy y mucho pero no es contigo, y cuando volvieron a llamarle por teléfono la bronca que se comieron me hizo pensar en que no quiero que nunca se enfade así conmigo (en dos años compartiendo piso nunca nos hemos peleado).

Me quedé sin palabras, porque a Limón nunca le daba motivos para cabrearse, más bien me quitaba de su camino por lo que pudiera pasar si estaba enfadado, porque al final era yo la que iba a aguantar los gritos.

Supongo que eso es el amor, no hacer sufrir a nadie gratuitamente y que si tienes un mal día, tu pareja es alguien con quien eres feliz y te reconforta, no es tu saco de boxeo.

Que bonito es el amor cuando llega la primavera.