El tiempo selecciona y juega con los recuerdos. Puede hacerte olvidar lo bueno y lo malo, puede hacerte odiar o arrepentirte, aunque no tenga razones, le da igual.
La memoria es una inútil que se vende a bajo precio, por un lugar, una canción, una imagen, un olor. Traiciona al corazón y a la razón. Te hace dudar y todo lo hace por egoísmo, por regodearse en los recuerdos que ha seleccionado el tiempo para ella, se ha vendido al primero que ha pasado a su lado y cambia en el momento que aparece otro cliente.
El tiempo y la memoria son un matrimonio de conveniencia, se lo perdonan todo, nunca se enfadan y dependen el uno del otro para su supervivencia. El tiempo sin recuerdos no existe, porque no hay referencias y sin tiempo tampoco pueden existir los recuerdos.
Toda esta bilis viene de lo hecha mierda que he vuelto de mi pueblo, mi pueblo es Limón, y cada vez que vuelvo sólo puedo pensar en Limón. Estoy en Madrid sin Fresa, pero lo primero que he hecho ha sido llamarle, mañana vuelve. Sólo tengo que esperar a que pase algo de tiempo, para que deje de joderme la memoria.
La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado.
Gabriel García Márquez (1927-?) Escritor colombiano.
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